Mi travesía en el mundo de la comunicación en museos ha sido una constante vía de evolución y aprendizaje. La Historia del Arte y su estudio en la Universidad de Sevilla fueron el medio por el cual el interés por lo museístico se reveló como una pasión inquebrantable. Pronto, mientras Giotto, Rafael, El Greco, Velázquez, Renoir, Gauguin, Munch, Rothko o Picasso aparecían en exámenes y diapositivas, el cuestionamiento sobre los espacios que albergaban las obras de estos autores comenzó a afianzarse en mi pensamiento teórico, cristalizando en mi Trabajo Fin de Grado: La falta de comunicación entre el museo y el público: conflictos encontrados en el Museo Arqueológico de Sevilla. No estuvo mal dirigida esta crítica, ya que un año después de su publicación (2019) se decidió acometer una reforma de sus obsoletas instalaciones. La institución espera abrir sus puertas en 2027.

Los primeros pasos profesionales fueron como mediador cultural en el Museo de la Autonomía de Andalucía. Sin embargo, pronto comprendí que la museografía desempeña un papel crucial en la comunicación y es tan esencial como las personas involucradas. Esta conciencia me llevó a realizar un máster especializado en museos, con un enfoque en comunicación y educación, en la Universidad de Zaragoza. Debido a la pandemia, la parte final del máster tuvo que cursarse a distancia, por lo que la vuelta a Sevilla fue obligatoria. Durante este período sentí la necesidad de explorar el ámbito tridimensional, centrando mis esfuerzos en la eficiencia operativa y la planificación estratégica de exposiciones.

Mis prácticas en el Museo Casa Natal Picasso marcaron un hito significativo. Inicialmente, estaba destinado al departamento de educación, pero rápidamente me sumergí en el mundo del montaje expositivo. Participé en la renovación de la exposición permanente y tuve la oportunidad de colaborar en la creación de una nueva exposición temporal Vilató: 100 Obras para un Centenario. Este proyecto consolidó un método de trabajo basado en la planificación meticulosa y la aplicación de criterios técnicos en la disposición de obras y la selección de colores en la organización expositiva. La creación de modelos 3D de las salas permite simular la disposición de las piezas y su iluminación, facilitando así la evaluación del impacto visual antes de la implementación. Esta herramienta resulta clave para realizar ajustes con precisión, optimizando el resultado final. El compromiso con un trabajo detallado se ha reflejado en proyectos como Las Edades de Pablo, uno de los diseños museográficos más complejos hasta la fecha debido a su cantidad, calidad y magnitud. La museografía es un campo en constante evolución, que ofrece un sinfín de posibilidades para la creatividad y la innovación. Cada proyecto, cada exposición, es una oportunidad de aprendizaje y perfeccionamiento. 

Determinación, pasión y creatividad son los pilares que sostienen este recorrido. Con estas últimas palabras concluyo este breve relato, donde la esencia, aunque fugaz, resplandece con fuerza. Inspirado por la sabiduría de Baltasar Gracián en su Oráculo Manual y Arte de Prudencia, recuerdo que lo bueno, si breve, dos veces bueno; y aun lo malo, si poco, no tan malo. Que este relato breve, entonces, brille con el doble de intensidad, y que incluso en sus fallas encuentre un resquicio de virtud.